Han pasado más de seis meses
desde el último post que escribí sobre el ERE de RTVV. Meses en los que se ha
cerrado la ¿negociación? entre empresa y sindicatos. Meses en la que se han
dado las cifras generales del mismo, y las condiciones de los despidos. Pero
sobre todo, han sido meses de angustia, de rumores con dimes y diretes, de
opiniones, de protestas, de tensiones, pero sobre todo, de malvivir. No deseo
ni al peor de mis enemigos, que pase por los momentos que hemos pasado los
trabajadores de Televisión Valenciana.
El final de la negociación fue decepcionante,
no por inesperada, sino por improductiva. La empresa, desde un primer momento,
no estuvo muy por la labor de estirar los números (menos afectados y mejores
condiciones de despido); pero es que, el comité de empresa, desde mi punto de
vista, tampoco estuvo por la labor. Todos hemos visto que en RTVV sobra gente.
Con crisis, sin crisis, con un modelo de televisión, o con otro; pero sobra
gente. Y el no admitirlo creo que fue el primer error por parte de los
representantes de los trabajadores. A partir de ahí, el desenlace fue fatal.
1200 trabajadores a la calle. Y en estos momentos. Demencial.
Hemos visto en situaciones semejantes
posteriores, con ERES en otras empresas públicas, que se han llegado a
acuerdos. Que se han salvado personas, que es al fin y al cabo, lo que importa.
Aquí no. ¿De quién ha sido la culpa?. No lo se, pero a los hechos me remito. La Generalitat ha
especificado unas condiciones en otras empresas públicas en las que, para
trabajadores con oposiciones aprobadas, se les recolocaría en la medida de lo
posible. RTVV ha sido la excepción. ¿Purga de brujas?. Que cada cuál piense lo
que quiera; es libre.
Han abandonado la empresa muchos
de los trabajadores de Radio 9; también muchos de los afectados en el Ente Público
RTVV. Otros tienen fecha de caducidad. Y en unas horas, los que estamos
adscritos a televisión, conoceremos nuestro destino inmediato. Un correo, fatídico
o no, nos indicará nuestro futuro, el sábado nueve de febrero. A las 10:00 AM.
¿Os imagináis los momentos hasta ese instante?. Angustia, tensión, miedo,
enfado, no se como describirlo. Solo se que van a ser unos de los dos días más
largos de mi existencia.
¿Y el futuro de RTVV qué?. En
estos momentos me importa un bledo. Creía (y seguramente seguiré creyendo) en
una televisión y una radio, públicas, plurales, que informen desde la
proximidad, en valenciano, con la calidad que permitan los exiguos presupuestos
en tiempos de crisis. Pero hasta el sábado, tengo que hacer un paréntesis en
mis creencias. Se que no es lo más apropiado, que una situación personal no
debería anteponerse a unos principios y una profesionalidad. Pero la situación
emocional en la que me encuentro, no me permite otra reacción.
El lunes será un día extraño. Habremos
asumido todos el designio; tanto los que hayan sido afectados por el ERE como
los pocos que se hayan salvado. Unos acudirán al trabajo. Otros no (los
despidos inmediatos vendrán acompañados con un permiso hasta el día de la firma
del finiquito). Si me sale cara, al Servef; a buscarse la vida; no es la primera
vez que habré pasado por dicha situación. Por cierto, la demanda ya la tengo perfilada
con mi abogado. Si sale cruz, a Burjassot. A realizar la labor diaria, pero con
añoranza de los compañeros. Con rabia por lo que han hecho (por lo que hemos
hecho) con esta empresa.
En estos momentos, las noticias
importantes, las que ocupan las primeras páginas de los periódicos, las que
todo el mundo comenta, se centra en casos de corrupción, en crisis política, en
problemas en la economía, en los presupuestos europeos de los próximos años.
Son temas trascendentales, que nos afectan a todos. Pero para mil y pico
familias, pasan a un segundo plano. El TEMA en un @mail que llegará el sábado a
las diez de la mañana, y que va a suponer un cambio radical en el futuro
inmediato de más de 900 compañeros.