domingo, 20 de mayo de 2012

El futuro de RTVV: historia, presente y nueva ley


EL FUTURO DE RTVV


En estos momentos se está debatiendo el futuro de la televisión autonómica valenciana, existiendo una ley aprobada por el gobierno autónomo que se deliberará en el parlamento valenciano, y un expediente de regulación de empleo que ronda a sus trabajadores. Este debate va mucho más allá, ya que de el se puede desprender el futuro de la televisión pública en este país.

La situación actual de RTVV es la de un grupo en quiebra, con una deuda millonaria y un volumen de gasto que, dicen, no puede sostenerse en tiempos de crisis; con una gran desprestigiado frente a la sociedad, cuotas de audiencia ridículas, y siendo un instrumento utilizado por todos los grupos mediáticos como ejemplo de lo que no debe ser una empresa pública. Si preguntáramos a  cualquier ciudadano, que se debería hacer con RTVV, la respuesta de la mayoría sería la misma: que la privaticen o la cierren. Es el mensaje que desde todas partes (medios de comunicación en general y políticos) se pretende trasladar y que, hay que reconocerlo, se ha transmitido de una forma muy eficaz.


UN POCO DE HISTORIA
Pero, ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?. Hagamos un poco de historia. RTVV nace en 1989 dentro de la vorágine autonomista que imperaba en España. Se crea una cadena de televisión (Canal 9) y una de radio (Radio 9). Se asienta en la sociedad valenciana rápidamente, y es vista como un símbolo propio. Las cuotas de audiencia son importantes y, desde el punto de vista del presupuesto, este se cubre con los ingresos comerciales (una parte mínima, como todas las televisiones públicas del mundo) y por las aportaciones de la administración. El volumen de gasto es relativamente contenido para lo que se podría esperar de una cadena pública. La línea editorial es sesgada hacia las opiniones del gobierno (PSOE), pero dentro de unos límites prudentes. La plantilla está compuesta por una parte mayoritaria de profesionales que han aprobado una oposición, y contrataciones por obra o servicio. A mitad de 1995, el volumen total de trabajadores podría estar en torno a 800 personas.

En 1995 hay un cambio de gobierno, a favor del Partido Popular. Esto supondrá un cambio en el modelo del grupo, y una escalada hacia el abismo. De todos es conocido la opinión que tenía el entonces presidente de la generalitat, Eduardo Zaplana, sobre esta cadena: según el, ahí se encontraba el último bastión socialista existente en la Comunidad Valenciana. Y a sabiendas de la importancia de controlar un medio tan importante entonces como Canal 9, se pusieron manos a la obra.

Se creó una nueva cadena (primero se llamó Noticies 9, y posteriormente Punt Dos, en la actualidad Nou Dos). Allí dicen las malas lenguas, fueron destinados todos los “socialistas” que trabajaban en RTVV. Se contrató nuevo personal (algunos por oposiciones, pues hubieron dos o tres desde entonces), otro mucho, contratados temporalmente. Todos, se decía, afines al nuevo régimen.

Junto a este aumento del personal, se produjeron dos hechos muy importantes: por un lado, un incremento desmesurado de la contratación de producción externa y de derechos de emisión. Nuevas productoras empezaron a realizar trabajos para Canal 9, a unos precios (siguen diciendo), desmesurados. Pagos de favores argumentan. Junto a esto, se contrataban derechos que era imposible rentabilizar, pero que, dicen las malas lenguas, venían impuestos de arriba. Un claro ejemplo es el pago de los derechos por el fútbol a los equipos valenciano, fundamentalmente de primera división. Centenares de millones (algunos años se llegaron a pagar más de 70 millones de euros por los mismos) se enterraron en estas cuestiones, sin generar ingresos, ni rentabilidad social. A esta política se le suma la de utilizar al grupo como tapadera para el pago de favores, o realizar gastos sin ser fiscalizados, o con menos control que el que se tendría si el gasto lo realizara directamente la administración. La visita del Papa es un claro ejemplo (al margen de la trama Gurtel). ¿por qué RTVV tenía que pagar las pantallas de video para que los asistentes al congreso vieran de cerca toda la ceremonia?. Ejemplos como este hay muchos en la historia de esta cadena.

Al aumento desmesurado de los gastos, sin control alguno, hay que añadir el cambio de la financiación de los mismos. Como hemos comentado anteriormente, hasta 1995, toda la diferencia entre los ingresos comerciales, y los gastos totales de la cadena, se cubría por aportaciones de la Generalitat. A partir de este momento, la diferencia entre los enormes gastos, y los pocos ingresos comerciales, eran cubierto por, en una mínima suma, aportaciones de la Generalitat, y en su inmensa mayoría, por autorizaciones para endeudarse; deuda avalada, eso si, por la propia Generalitat. Por ejemplo, supongamos un año tipo en el que el presupuesto de gastos es de 190 millones de euros, y que, al no existir control alguno, se llega a los 220 millones de euros. Ese año, la actividad comercial genera 80 millones de euros, y la Generalitat aporta otros 10. Hay un desfase de 130 millones de euros, que se cubre con un préstamo a 12 años, avalado por el Instituto Valenciano de Finanzas. Es una huida hacia delante, ya que ese préstamo, de entrada, genera intereses, que aumenta el gasto. Y en segundo lugar, se debe de pagar, y la televisión es incapaz de generar excedente (ninguna televisión pública del mundo se puede financiar exclusivamente por ingresos comerciales). 15 años con esta política financiera provocan el agujero de 1300 millones de euros actual.

Existió en 2004 otro hecho importante en la historia de esta cadena. Zaplana abandona el gobierno valenciano y es sustituido por Camps, en medio de una guerra entre familias. Como ocurrió en 1995, en el que se consideraba a la cadena el último bastión socialista, en 2004 se consideró a la misma cadena el último bastión zaplanista. Resultado, nueva cadena (Nou 24) y nueva entrada de personal afín al nuevo régimen. Más gasto, más personal (excesivo). No había problemas de presupuesto, ya que no había aportaciones de la Generalitat, solo aval para endeudarse. Se magnificó todo, hasta extremos poco entendibles en un servicio público. Y los directivos, ni los de antes, ni los de ahora, aplicaron criterios profesionales en la gestión. Puede ser porque no los tenían; o tal vez porque nos les dejaron ni se atrevieron. El hecho es que todas estas políticas llevaron a la situación actual, anteriormente descrita.

Desde el punto de vista social, la cadena entró pronto en una situación de bajada de audiencia y desprestigio. La creciente competencia de cadenas privadas a todos los niveles, la parcial y tendenciosa línea editorial, y el poco profesionalismo de los directivos, más pendientes de aferrarse a su sillón que de gestionar eficazmente la cadena, han provocado una audiencia que tocas sus mínimos, y un gran rechazo social. Y esta situación no se explica únicamente con la competencia del sector privado. Otras cadenas autonómicas tienen la misma competencia y ofrecen unos niveles de audiencia dignos, además de un sustento social importante.

SITUACION DE LAS TELEVISIONES AUTONÓMICAS EN ESPAÑA
La situación de las cadenas autonómicas en nuestro país no es muy diferente a la de Televisión Valenciana. Esta última si que tiene un nivel de deuda muy superior al resto, pero este problema (importante, en época de crisis y con una falta de crédito en las autonomías) viene impuesto, no ya por el nivel de gasto, similar a grandes rasgos del resto de cadenas autonómicas, sino por el modelo de financiarlo elegido. Y ahí, la solución, aunque dolorosa, es única. Es la Generalitat la que debe de asumir la deuda. Debe de pagar lo que anteriormente no ha querido pagar, y ha diferido en el tiempo.

El panorama de las televisiones autonómicas en este país se podría dividir en dos modelos: las autonómicas clásicas (EiTB, TVGa, TeleMadrid, Canal Sur y Canal 9) con un modelo de gestión clásico, similar al de RTVE, caracterizado por una estructura de personal importante, debido a que se pretendía producir internamente el máximo número de contenidos posibles, y muchas cadenas en funcionamiento (primer canal, segundo canal, canal informativo, canal internacional y varias emisoras de radio). Junto a estas, las autonómicas de nuevo cuño, nacidas con estructuras mucho más modestas, menos personal directamente contratado por la televisión, y una externalización de un gran volumen de contenidos.

Pero a pesar de esa diversidad de modelos, lo que le cuesta cada cadena a los ciudadanos (comparando  un modelo con otro), no presenta grandes diferencias; antes bien, la gran diferencia (medida en cuanto a coste per cápita) se observa en otros dos factores: lo grande que se quiera hacer la televisión, los servicios que se ofrezca, y sobre todo, el número de habitantes de la región que tienen que financiar la televisión. En otras palabras, que una televisión sea de gestión pública o privada no presenta grandes divergencias en cuanto al coste por habitante. Pero teniendo en cuenta que existe un mínimo de gasto para que una cadena funcione, si ese mínimo de gasto se tienen que financiar en una región pequeña, con pocos habitantes, si que supone un porcentaje de gasto mucho mayor, que en otra región, donde se puede repartir la carga entre un mayor número de usuarios. Del mismo modo, que un grupo regional aspire a muchos canales de televisión y radio, además de otros servicios, supondrá un mayor coste, y por lo tanto, una mayor carga per cápita para los ciudadanos de esa región.

Lógicamente, una adecuación de la estructura televisiva, respecto a la capacidad de poder financiarla (número de habitantes de la comunidad), y una buena gestión, reducen el coste per cápita de las cadenas.


Veamos en un cuadro algunos números al respecto.


Trabajadores
Aportaciones
Coste por


Públicas (mill.)
hogar-2012
Canal Sur
1600
97
33,55
TV3
1900
235
84,78
Tele Madrid
1175
75
31,77
Canal 9
1740
86
44,77
TV Galicia
1050
88
86,05
EiTB
1100
100
117,54
TV Canarias
80
35
46,05
CMT
200
33
44,26
TA Murcia
250
22
43,90
Aragón TV
140
40
79,47
TP Asturias
75
23
55,59
IB3
60
23
55,16

No hay una relación directa, como vemos, entre la estructura de gestión de la radiotelevisión autonómica, y su coste para los ciudadanos. Tenemos cadena clásicas con mucha estructura de personal, con costes per cápita pequeños (Canal Sur, Tele Madrid), y también cadenas con gran nivel de externalización de la gestión, con costes per cápita elevados (Aragón TV). Es la eficacia en la gestión, y el volumen de coste de la cadena, respecto al territorio, lo que provocan que el gasto relativo sea más o menos asumible.

Llegado a este estado, ¿que propone la nueva ley de RTVV, y hacia que modelo nos encaminamos?.

NUEVA LEY DE RTVV
Aún no es definitiva, porque se debe de cumplir el trámite parlamentario. Pero recién aprobada por el Consell, estos son los rasgos principales que la definen.

-         Integración de las tres entidades que forman el grupo (Ente  RTVV, Televisión Valenciana y Radio 9) en una sola sociedad, y la reducción del número de miembros del consejo de administración.
Puede darse un ahorro, aunque mínimo, con esta medida.
-         Elección del Director General por una mayoría de 3/5 de la cámara parlamentaria valenciana.
Medida puramente política, pero sin efectos económicos.
-         Límite presupuestario; no se podrá desviar en más de un 7% (con la posibilidad de que ese límite de desviación se elimine).
De vital importancia para evitar el desmán presupuestario de ejercicios anteriores.
-         Modelo de financiación y gestión mixta, público-privada. Un contrato-programa definirá con una vigencia de tres años cuales son los programas de carácter público, y cuál es su financiación. El resto de programación que no se considere de servicio público se deberá de autofinanciar. Se abre la posibilidad a la colaboración público-privada, de tal forma que se podrá contratar a un gestor privado, o adjudicar a una empresa una determinada franja por un canon, o pueda darse el caso de que el Consell tenga interés en productos de iniciativa privada, y aporte para ello fondos públicos.
Tal vez el punto más importante, y a la vez, el más oscuro. Decidir que programa es de servicio público, y cuál no lo es, y por tanto, cuál se debe de financiar con dinero público, y cuál por la iniciativa privada, es un asunto completamente subjetivo.  Y más con la coletilla del interés del gobierno por una iniciativa privada, a la que aportará financiación. ¿No quedamos en que el servicio no público se tiene que autofinanciar?
Conociendo el funcionamiento del mercado televisivo, se puede decir con total seguridad que no es posible adjudicar una franja a una empresa, a cambio de un canon, para que esta productora realice programación que se autofinancie con ingresos comerciales. Es completamente inviable en el mercado televisivo autonómico. Lo que indica que la fórmula que se utilizará será la de contratar producción externa a cambio de un precio, “porque esos productos tendrán interés para el Consell”. Los ingresos comerciales de estas franjas, ingresados por RTVV, irían enteramente a financiarlas, pero siendo insuficientes, seria necesaria la aportación del gobierno.  Exactamente la misma fórmula que se utiliza actualmente, solo que en vez de contratar franjas enteras, se contratan programas puntuales.
Una última reflexión referente a este punto: ¿Qué sentido tiene programas sin un perfil de servicio público en una cadena autonómica pública?
-         Mandato marco con una vigencia de nueve años, revisado y controlada por una comisión de control del parlamento.
Una buena medida para poder justificar sueldos de parlamentarios, que no tendrían otras tareas sin esta, y poder cobrar suculentos pluses por asistencia a comisiones.

Vemos que en todas estas medidas, ni se ha definido el modelo de televisión, ni el potencial de la misma. No se decide si se quiere un modelo con una cadena de televisión y otra de radio, sin grandes pretensiones, y centrada en la programación de cercanía, o si alternativamente se decanta por un modelo más potente, con varias cadenas de televisión y de radio,  una potente televisión por Internet, y servicios auxiliares potentes. Mientras no exista una definición clara en este sentido, no es posible saber el coste de la nueva televisión, ni sus necesidades, tanto técnicas como humanas. En este sentido, ¿porqué se va a emprender un ERE, con un coste económico y social importante, si no se conoce, o no se dice, cuales van a ser las necesidades del nuevo modelo?. Se podría argumentar que se pretende dejar limpio de personal la nueva televisión, para así contratar la fuerza de trabajo estrictamente necesaria o, tener la potestad de contratar producción o servicios externos que la suplan. Pero este último modelo productivo, como se ha vista anteriormente,   no es sinónimo de un menor coste; antes bien, puede resultar hasta una radiotelevisión más cara que con una producción interna eficaz.


NUESTRA PROPUESTA
En vista a lo expuesto anteriormente, la propuesta es clara:
1.- Definir exactamente y detalladamente el modelo de radiotelevisión pública, y sus necesidades o posibilidades presupuestarias.
En la época de crisis en la que nos encontramos, con una cadena de televisión, y otra de radio, es suficiente para cumplir el servicio público.
2.- Realizar un planteamiento profesional respecto a las necesidades técnicas y de personal para llenar la parrilla de programación de programas de servicio público, teniendo en cuenta que una de las funciones de la televisión pública regional, es fomentar el sector audiovisual de la comunidad. Se debería de realizar por lo tanto un mix de producción propia-producción ajena eficiente. No es una idea novedosa: basta fijarse en el funcionamiento de otras cadenas (públicas y privadas) con mejor funcionamiento.
3.- Una vez definidas las necesidades de personal internas, adecuadas al modelo de televisión elegido y soportable, realizar el ERE, a fin de cubrir las plazas de la nueva empresa con los técnicos actuales. Se minimizarían costes de despido, además de que se podría argumentar adecuadamente los ceses producidos. Si en vez de un modelo de tres cadenas de televisión y dos de radio, se opta por uno más simple, porque no se tiene para más, es comprensible que se necesite menos personal. Pero si hay dinero para un modelo más completo, ¿por qué se van a despedir a 1200 personas? ¿para entregar esa producción a empresas ajenas, pero con un coste similar al actual? ¿no sería más barato para el contribuyente (menos coste de despidos), menos traumático socialmente, y se podría explicar mejor, el implementar este modelo con el personal actual?. Eso no implicaría que no se tuviera que disminuir plantilla; está sobredimensionada. Pero no es lo mismo desprenderse estrictamente de la gente que no haga falta, que realizar una limpieza, borrón y cuenta nueva. Llegados a este extremo, acordémonos de las etapas anteriores de cambio de gobierno (entre partidos o entre familias de un mismo partido); todas supusieron una entrada de personas afines a los nuevos gobernantes. En estos momentos hay un nuevo President, con posibles disputas entre familias populares, y con seguras ganas de controlar este medio de comunicación con gente afín. ¿Qué mejor momento?.
4.- Un cambio del modelo directivo, primando la profesionalidad en vez de la afiliación política-personal. Está demostrado que la mayor parte de la culpa se debe a la ineficaz gestión llevada hasta el momento. Un cambio de modelo, sin un cambio de directivos, no llevará más que a lo que todos conocemos.